Por: Gabriela Vilchis
Confieso que nunca había considerado aplicar bloqueador solar antes de un vuelo. Es fácil caer en la trampa de pensar que una vez dentro del avión, resguardados por su estructura metálica y a kilómetros del suelo, estamos a salvo de los elementos. La realidad es que, a más de 10 mil pies de altura, nuestra piel enfrenta un reto mucho mayor que cuando estamos en tierra. La atmósfera, que normalmente actúa como un escudo natural contra los rayos solares, se vuelve más delgada; es decir, esa capa que nos protege de los dañinos rayos ultravioleta ya no es suficiente.
La primera vez que leí sobre la importancia de usar protector solar en el avión, tuve una revelación. Pasar horas mirando por la ventana, disfrutando del espectáculo de las nubes es algo casi poético, pero ¿cuál es costo para nuestra piel? A pesar de que el vidrio de la ventana puede bloquear algunos rayos UVB, los rayos UVA, que penetran más profundamente en la piel y aceleran el envejecimiento, pasan sin esfuerzo y nos afectan mucho más de lo que imaginamos.
Mientras viajamos
Los estudios son claros. Según el UT Southwestern Medical Center, estar 50 minutos en el aire es como exponerse 20 minutos en una cama de bronceado. Esa simple comparación me hizo detenerme. No suelo saltarme el bloqueador solar en mi día a día, pero ni siquiera lo consideraba en un vuelo. Si adoras la sensación de mirar por la ventana durante un vuelo, esa exposición acumulativa podría estar dejando una huella en tu piel (y no precisamente una que quieras conservar).
Lo curioso es que, aunque los pilotos y la tripulación están más expuestos por la cantidad de horas que pasan en el aire, los pasajeros frecuentes también deberíamos ser conscientes de este riesgo. Viajar es uno de los mayores placeres de la vida, pero a veces olvidamos lo que implica para nuestra salud: la piel, el órgano más grande del cuerpo, es quien más lo reciente.
La solución
La clave está en encontrar un protector que te ofrezca la mejor defensa. Lo ideal es optar por aquellos que contienen óxido de zinc o dióxido de titanio, dos ingredientes que bloquean tanto los rayos UVA como los UVB. Por supuesto, presta atención a las áreas más vulnerables y aplícalo en el rostro, el cuello y las manos, que son las primeras en mostrar los signos del daño solar.
Marcas como Isdin, La Roche-Posay y Avène son excelentes opciones para acompañarte en tus aventuras. Recuerda aplicarlo antes de abordar y si tu vuelo es largo, reaplicar a la mitad del trayecto.
Pensar en los rayos del sol atravesando el cielo mientras vuelas entre nubes es poético, pero también es un recordatorio de que el cuidado personal no se toma vacaciones, ni siquiera cuando estás a miles de kilómetros de altura. Así que la próxima vez que prepares tus maletas, asegúrate de que el protector solar esté en la lista. Tu piel te lo agradecerá.
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